domingo, 25 de julio de 2010

Envolvió un poco el bocadillo en papel plata, y se levantó.

-Mantente siempre alerta, Luryna; ya sabes que cómo se mueven los seekers.

Era su primera noche desde que salió de la Ciudadela y ya lo había olvidado por completo; los seekers, como así se hacían llamar, pertenecían a una de las sectas más poderosas que podían existir en el mundo. Rendían culto a la Oscuridad, y se rumoreaba que su líder, era la propia Muerte; aquello era curioso: nunca se les ha visto como esbirros del soberano Dios de la Oscuridad Eterna, sino más bien como eso, como una secta aparte que servía a la Muerte. Daba que pensar, dado que todos los que habían tratado de recopilar información sobre ellos, nunca han vivido para contarlo: eran seres expertos en el asesinato nocturno.

-Lo siento... de verdad que lo siento.

-No importa; ahora que estoy aquí no tiene nada que temer.

Aquello no le ayudaba demasiado. Sabía que estaba segura; le habían asignado uno de los mejores guardianes del Reino de Rosián para completar la misión que se le había encomendado, pero había oído muchas historias acerca de él: Se decía que fue capaz de arrasar una aldea con un solo movimiento de su espada matando a muchos inocentes; su apodo de “El Hijo de la Muerte”... no; la verdad es que no estaba muy tranquila que digamos.

Pero sabía que estaba segura.

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Porque hay determinadas personas que te transmiten seguridad, sin tener la necesidad de conocerlas.

Y porque a veces no hay que hacer caso a lo que cuentan las historias; porque ya se sabe: esas historias habrán ido pasandoy pasando, y al final habrán acabad convirtiéndose en algo completamente diferente. Muchos de vosotros seguro que lo habéis experimentado alguna vez.

1 comentario:

  1. Me gusta tu fomra de contar parte de la historia y abajo poner esas reflexiones, es muy original ^^

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